Durante los últimos años, las escape rooms se han convertido en una de las opciones más populares para actividades de team building. Y no es difícil entender por qué: es una experiencia inmersiva, desafiante, divertida y que, en teoría, obliga a los equipos a colaborar, comunicarse y pensar con rapidez.
Pero hay un detalle que muchas empresas pasan por alto: no todas las escape rooms cumplen con su propósito de fortalecer equipos. Algunas acaban siendo solo un entretenimiento sin impacto real. Otras, incluso, generan frustración y desconexión.
Entonces, ¿cómo puedes asegurarte de que una escape room sea realmente útil como experiencia de team building?
¿Por qué las escape rooms están tan de moda en el entorno laboral?
En una escape room, un grupo de personas se enfrenta a una serie de retos mentales —acertijos, códigos, mecanismos ocultos— con un tiempo límite para “escapar”. Para conseguirlo, deben compartir información, tomar decisiones rápidas, adaptarse a roles espontáneos y, sobre todo, comunicarse bajo presión.
Este tipo de actividad reproduce, en forma de juego, muchas de las tensiones que aparecen en un equipo de trabajo real. Pero sin los riesgos ni las consecuencias del entorno laboral.
Cuando se diseña y se gestiona bien, una escape room puede servir como un pequeño laboratorio de relaciones laborales. Pero si se trata como un simple juego sin más, su valor se diluye.
Elegir la sala adecuada: no todas valen
Uno de los errores más frecuentes es elegir la escape room más cercana o más barata, sin fijarse en si está preparada para grupos de empresa. Lo ideal es buscar una sala que cumpla con algunas de estas condiciones:
- Ofrezca múltiples salas similares para que varios grupos puedan jugar a la vez y luego comparar resultados.
- Permita hacer una pequeña introducción sobre el objetivo del team building.
- Ofrezca una sala que se centre en cooperación más que en competición.
- Tenga experiencia trabajando con empresas.
No todas las salas están pensadas para generar aprendizajes. Algunas son solo puro espectáculo o están diseñadas más para grupos de amigos que para equipos de trabajo. Y eso no está mal, pero no sirve para lo que tú necesitas.

Qué hacer antes, durante y después para que sea realmente útil
Una escape room puede ser divertida por sí sola. Pero si lo que quieres es que refuerce a tu equipo, es importante acompañarla de ciertos pasos.
Antes
- Define un objetivo claro. ¿Quieres observar cómo se organizan bajo presión? ¿Fomentar la confianza? ¿Identificar liderazgos? Esto te ayudará a interpretar lo que ocurra en la sala.
- Forma equipos con intención. Puedes mezclar departamentos, juntar perfiles que normalmente no colaboran, o crear grupos con una estructura jerárquica plana para ver cómo se adaptan.
Durante
- Observa (si es posible). Algunas salas permiten seguir la partida desde fuera mediante cámaras. Si estás al frente del equipo, puede ser interesante ver cómo interactúan en tiempo real.
- Evita intervenir. Aunque tengas ganas de ayudarles cuando se atascan, lo valioso está en cómo enfrentan esa situación.
Después
- Haz una pequeña dinámica de reflexión. ¿Qué ha funcionado? ¿Qué no? ¿Qué roles han surgido? ¿Cómo se han sentido? No hace falta hacer un informe, pero sí dedicar 15 minutos a comentar y compartir.
- Conecta la experiencia con el trabajo diario. Ayúdales a ver qué comportamientos pueden trasladarse a su día a día en la oficina.
¿Y si la escape room es digital o portátil?
Cada vez hay más empresas que ofrecen escape rooms online o adaptables a espacios propios, como oficinas o salas de hotel. Aunque pierden parte del componente inmersivo, pueden funcionar igual de bien si están bien diseñadas y se siguen las mismas claves:
- Claridad en el objetivo
- Buen diseño de retos que requieran comunicación real
- Un momento de cierre o reflexión
Son una buena opción si el equipo está distribuido, si hay limitaciones de movilidad o si buscas algo más económico.
¿Cuándo tiene sentido hacer una escape room como team building?
No todas las situaciones requieren esta dinámica. Pero suele funcionar especialmente bien cuando:
- El equipo está pasando por una fase de estancamiento o desconexión.
- Se han incorporado nuevos miembros y se necesita romper el hielo.
- Se busca detectar dinámicas de grupo de forma informal.
- Se quiere premiar al equipo sin caer en el clásico “comida de empresa”.
No lo tomes como una actividad aislada, sino como una pieza dentro de una estrategia de cohesión de equipo.
